¿SUELTOS O CON CORREA?
Hay muchas situaciones cotidianas en las que se presentan interacciones sociales entre nuestro perro y aquellos con los que nos vamos cruzando a lo largo del día y son momentos en los que cada guía actúa de una manera u otra según su filosofía, educación y respeto por el resto de la sociedad, haciendo más o menos halago a la tenencia responsable y las normas de la sociedad en la que vivimos.
Algunas personas pasean con el perro suelto por la ciudad y/o pueblo sin darle importancia a cómo gestionarán los perros con los que se cruce e incluso a cómo gestionará su propio perro ante una situación estresante para este mismo. Otras personas ni por un momento se plantean dejar suelto a su perro por las experiencias traumáticas o estresantes vividas con este , llenas de conflictos. Y gestionan estas interacciones con tal tensión emocional y física que en muchas ocasiones propician, sin desearlo, aquellas interacciones conflictivas que tanto desean evitar.
Otras personas pasean con el perro atado y dejan que interactúe con los perros con los que se van cruzando dando paso a “la suerte” y “jugando con las probabilidades” de que se generen interacciones de juego o de conflicto sin darle importancia a lo que sucede.
Presuponen, para su propio perro y para el resto, que lo normal es ser “forzado” a interactuar porque “es cosa de perros socializar y tienen que hacerlo” , para estas personas algunos perros “son malos y otros buenos” o son “cascarrabias porque son mayores” y con eso se quedan…sin importarles ni darle importancia a lo que los perros gestionan y si están preparados para afrontar esa presentación.
En el mundo de la educación canina cada profesional piensa de una manera según su formación, filosofía y experiencia y en este post no voy a hablar de cuál de ellas es la más correcta para el perro. Básicamente porque es un tema que da mucho de qué hablar y mantener un diálogo ya que creo que no hay una verdad absoluta y que según los perros, el contexto y la situación será más propicio y beneficioso soltar al perro o mantenerlo atado.
Y me preguntaréis ¿pero es mejor soltarlo o atarlo?
Por supuesto, tal y como siempre digo en mis post, la gestión emocional que realiza el guía de cada situación y el manejo de la correa y la gestión del paseo afectará directamente en la gestión que el perro realice y por tanto el hecho de que vaya suelto o atado será clave de lo qué suceda a continuación en cada interacción. Así que la respuesta será; depende.
¿Qué determina cómo debemos gestionar la correa y si el perro debe o puede ir suelto o atado? Pues la respuesta es compleja porque depende de muchos factores, pero sin lugar a dudas su comunicación, y su lenguaje corporal van a ser los indicadores básicos tanto de nuestro perro como del que nos crucemos , de cómo están gestionando la interacción y si es propicio que haya un acercamiento o no y si este puede producirse sin correa o no.
Y esta es la mayor herramienta que cualquier profesional debería facilitar a sus clientes, ya que el entendimiento y el conocimiento de nuestros propios perros y del resto es esencial para saber qué está sucediendo y actuar en consecuencia a lo que suceda. Es decir, enseñar y aprender comunicación y lenguaje canino.
En este vídeo se hace evidente la importancia que tiene el conocimiento de la comunicación canina para efectuar un acercamiento con o sin correa. No es un video donde se explique todas las señales que emiten los perros que en él salen, aunque es un vídeo que intenta expresar la importancia de entender lo que sucede y actuar en consecuencia a partir del conocimiento.
Este es el caso de Floc, un husky jovencito que no ha tenido posibilidad de socializar en la etapa de crecimiento propicia para ello y tampoco ha podido cubrir sus necesidades en la etapa de exploración sexual. Esta insuficiencia hace que cada vez que Floc vea a un perro no tenga las herramientas de gestión necesarias para interactuar con equilibrio y las presentaciones se realicen con una sobre excitación, una intensidad tan elevada y tan poco autocontrol que genera casi de manera inmediata, conflictos con una gran mayoría de los perros con los que se cruza.
Esta conducta ha ido aumentando con el tiempo de manera que ha generado una conducta reactiva fruto de la frustración por no poder alcanzar a los otros perros (su guía lo evita) y muy intensa cuando tiene la posibilidad de alcanzarlos.
Marc se puso en contacto conmigo con la esperanza que le diera las herramientas necesarias para poder gestionar estas situaciones porque era consciente que cada vez se apartaba más de las interacciones sociales y era consciente que esto no beneficiaba en nada a Floc,
Lo que veis en este vídeo es parte de la sesión de evaluación. Primero testeé con Utah, los niveles de intensidad en la comunicación y gestión de Floc durante las presentaciones y luego evalué cómo se realizaban las presentaciones entre Floc y otros perros, dándole a Marc las primeras pautas e iniciándolo en el conocimiento de la comunicación canina, el manejo de la correa y la gestión del paseo.
Tras varias sesiones individuales, Floc empezó a desarrollar una escalera comunicativa más extensa y más control en sus propios actos. Continuamos el trabajo incluyendo a Floc a un Grupo Social de Trabajo con Palma, una Alano con la misma problemática de gestión y poco a poco se fueron ayudando uno al otro.
Y Utah fue la referente para los dos hasta que aprendieron a gestionarse y regularse solitos.