Son muchas las familias que sufren un verdadero infierno y/o toda una operación militar cada vez que salen de paseo.
Demasiados aversivos por rodear, demasiados estímulos que gestionar, horas intempestivas, espacios estrechos, muchos ruidos y movimientos por asimilar … y en estas circunstancias, pocas son las veces que las familias tienen un momento para disfrutar de y con su perro.
Cuando trabajo con estas familias siempre busco la ocasión durante la terapia, donde se haga realidad un momento de diversión, de alegría. En un contexto público y donde no estemos exentos de estímulos y/o aversivos. Pero sí sean llevaderos y gestionables por los perros en terapia y sus familias.
Llum, (caso compartido con @etholink_etologia_veterinaria) es un claro ejemplo.
Es una perrita que gestiona con reactividad a algunas personas, sobre todo en casa, y algunos perros en la calle.
Su familia detectó el detonante para cada uno; en casa, una niña estuvo durante mucho rato gestionando a Llum con extrema invasión física y persistencia sin dejar opción a Llum de encontrar un espacio de refugio y calma. En la calle fue atacada por el perro de un vecino …
Llum no quiere salir a la calle y tampoco recibir visitas de desconocidos.
Tras 2 sesiones que sirvieron para facilitarle herramientas de entendimiento a la familia y comunicación con Llum conseguimos que Llum paseara por un espacio que facilitara su gestión de Perros, Niños, Corredores …
Llum gestionó con ánimo y autonomía y en un momento de la sesión nos hizo una demanda que MUY GUSTOSAMENTE cubrimos.
Qué bonito fue ver alegría en ella tras un ratito de autogestión de aversivos.
Esto es una pizca de alegría en una carrera de fondo.